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El cultivo en maceta de plantas como la trompeta del juicio, la
margarita de verano o la yuca constituye una de las actividades más atractivas de la jardinería. Sin embargo, los cuidados que requieren este tipo de plantas no siempre son sencillos. Espero informar de manera concisa y clara acerca de las medidas que deben aplicarse para disfrutar de los cultivos en maceta, atendiendo a los nuevos conocimientos y experiencias dentro de este campo.

viernes, 9 de enero de 2009

Parásitos y enfermedades

Las plantas de maceta no están a salvo de ser infectadas por organismos perjudiciales, ya sean animales, bacterias u hongos. Un ataque de este tipo se puede extender muy especialmente en alojamientos invernales que no sean idóneos. En la casa —y ante todo en el jardín— generalmente sólo recurrimos a productos químicos en caso de extrema necesidad, debido a su toxicidad y al daño que provocan en el medio ambiente. No obstante, en el caso de los arbustos cultivados en maceta, podemos emplear este tipo de preparados mucho antes sin temor a deteriorar el medio ambiente, siempre que siga minuciosamente las instrucciones del fabricante respecto a la dosificación, objetivos del uso y posibles peligros.

Estas prescripciones son una llamada de atención para proteger a las personas de los componentes tóxicos, aunque también son válidas para proteger las abejas, las aguas residuales y el resto det medio natural. Ahora bien, tos insecticidas se emplean únicamente cuando otros medios no basten, o sea, cuando no podamos desprender los parásitos manualmente, con un cepillo o pulverizando la planta con agua. Por lo demás, están los productos «biológicos» para proteger las plantas. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, los preparados a base de pire-trinas, hoy sometidos regularmente a controles de toxicidad estatales al igual que eJ resto de productos fkosanitarios. De todas formas, es muy importante saber identificar la patología que sufre la planta, y elegir tanto el producto más efectivo (y menos tóxico) como el momento oportuno para aplicar el tratamiento.

Las diferentes especies de pulgones pululan siempre por el jardín, por el balcón y la terraza. Sólo muy pocas plantas repelen su ataque, dirigido especialmente a plantas de follaje blando y a vastagos jóvenes. Allí donde no sirva de ayuda la pulverización con un fuerte chorro de agua o simplemente no sea posible por el deterioro implícito de una pane frágil de la planta, y una vez descartado el extracto de ortigas sin diluir, se puede emplear ocasionalmente un aerosol insecticida o pulverizar la planta con un producto apropiado contra parásitos succionadores. Si se opta por el insecticida, lo menos nocivo para e! medio ambiente es el riego con un preparado sistémico, por ejemplo, «Roxion» o «Meta systox». Este tipo de productos son absorbidos por las raíces y distribuidos por toda la planta a través de la savia, de manera que llegan incluso hasta el lugar en que los parásitos se sienten seguros del envenenamiento por contacto, o sea, a las hojas enrolladas unas con otras e incluso a los ejes más intrincados de la hoja.

Entre los parásitos más tenaces de las diferentes plantas de maceta, como la adelfa y la palmera, se encuentran las cochinillas. Las hembras permanecen inmóviles y se protegen contra los insecticidas bajo un duro caparazón o una cubierta de aspecto algodonoso, mientras que sólo las diminutas larvas, imperceptibles al ojo poco adiestrado, son extremamente dañinas. Dado que el daño que causan en la planta solo es visible cuando descubrimos los escudos de las hembras, hay que buscar forzosamente medidas para combatirlas. En primer tugar, se procede a eliminar las cochinillas allí donde estén con un cepillo de dientes, pues sólo así surte efecto la aplicación de un insecticida que llegue también a las larvas. Los preparados que contienen benzol dan buenos resultados contra los insectos succionadores, porque penetran la coraza de las hembras y las mata, lo que no ocurre con el cepillado. Este tratamiento debe repetirse de nuevo diez días después. Las negrillas que aparecen después de un ataque de pulgones o cochinillas en las hojas, se eliminan con un trapo blando y agua jabonosa suave. Se trata de un hongo que vive en la superficie de la hoja, sin atacarla, pero alimentándose de las sustancias azucaradas secretadas por los insectos; este hongo impide que la hoja desarrolle correctamente la fotosíntesis al no recibir luz, aparte del efecto antiestético de las manchas.
La mosca blanca se conoce sobre todo como un parásito difícil de combatir en ventanas con flores y en invernaderos. AJ aire libre se puede reconocer su desagradable presencia sobre todo en las fucsias, especialmente si se encuentran en un lugar cálido y protegido del viento. Pero, cuando las condiciones son favorables, también otras plantas de maceta pueden ser atacadas por estos animales. Defender las plantas ante un posible ataque es difícil, porque la mosca blanca se aloja principalmente en el envés de las hojas. Los huevos y las larvas son muy resistentes a la mayoría de insecticidas y presenta un alto índice de propagación. Los mejores resultados se obtienen con «Ambush» y «Ekamet», pero su efecto sólo es duradero cuando el tratamiento se repite tres veces por semana. Las tablillas amarillas donde los parásitos se quedan adheridos sólo son recomendables en espacios cerrados.

Otro parásito de las plantas aún más desagradable es el gorgojo de boca grande, un insecto negro de unos 10 mm de largo que ataca las hojas de muchas plantas al aire libre, sobre todo Jas del ro-dodendron, ocasionando manchas en forma de sombra por el borde. Estos animales de actividad nocturna e incapaces de volar, pueden cogerse por la noche a la luz de una lámpara de mesa teniendo la precaución de poner un plato debajo de la presa descubierta, ya que, con la más leve sacudida, el gorgojo puede caerse enseguida al suelo.

Otra posibilidad consiste en pulverizar la tierra del tiesto con un insecticida que el insecto palpará cuando se deslice de su agujero al anochecer en busca de los nutrientes de la planta. Las larvas que viven debajo de la tierra son aún más peligrosas que el propio insecto, ya que, al alimentarse de las raíces, pueden deteriorar gravemente la planta, que ya no se recupera. Es conveniente extraer las plantas pequeñas de la maceta para poder retirar las larvas de las raíces. Los entendidos aconsejan añadir «Ekamet» al agua del riego, pero no es lo más adecuado contra estos parásitos.

De todas formas, al no ser el rododendron una planta muy cultivada en nuestro país, estos problemas suelen ser ocasionales. Los ácaros o las arañas rojas aparecen en las plantas de cuba sobre todo cuando la ubicación es cálida, y el aire, seco. Si uno se fija bien, puede reconocer en las hojas y en los vastagos las finas telarañas de estos arácnidos que dañan la planta succionando su savia, y que suelen ser los invitados más frecuentes de las plantas de interior. Para combatirlos se puede recurrir a productos específicos: los acá riadas, Los insecticidas habituales pueden corrtener en su composición algún producto que actúe como acaricíela, por lo que también eliminan los airaros, circunstancia que, por otra parte, se suele indicar en las instrucciones del producto.

Entre las enfermedades fungicas que atacan a las plantas de maceta, cabe citar fundamentalmente el mildiu y la negrilla. El mildiuT que se reconoce porque forma una capa pulverulenta blanquecina, se combate de forma efectiva con funcigidas especiales, pero antes deben retirarse todas las panes infectadas.

La negrilla, que forma una capa pegajosa y negruzca sobre las hojas, se presenta casi exclusivamente donde actúan los insectos parásitos de la hoja: sus secreciones se convierten en nutrientes de los diferentes hotígos negros. Combatir la negrilla directamente con fungicidas no es muy provechoso. ante todo hay que atajar la causa del ataque: los insectos. Posteriormente conviene lavar la capa que obstruye los orificios en la superficie de las hojas, ya que dificulta el intercambio gaseoso, un proceso absolutamente vital para las plantas.

La Batrytit cinérea, cuya capa cenicienta de hongos la conocemos sobre todo por los fresales, es un mal típicamente invernal en las plantas de maceta. En lugares fríos, mal ventilados y con una humedad ambienta! elevada, este hongo aparece con mucha frecuencia. Los fungicidas especiales que también se pueden adquirir en pequeños paquetes son efectivos la mayoría de las veces. Hay que retirar las partes de las plantas afectadas y tirarlas a la basura, dailo que este hongo con capacidad para desarrollarse también en materia muerta, en circunstancias favorables, podría reproducirse rigorosamente en el estercolero, en el caso de que aprovechemos los residuos vegetales para hacer compost.

El tema principal de este libro ha sido hasta aquí el cultivo de maceta «clásico», a saber, el mantenimiento y cuidado de plantas más o menos exóticas y acostumbradas al calor que, dispuestas en grandes recipientes, adornan balcones, terrazas y porches durante el verano y el otoño; y que, en invierno, suelen ser alojadas con esmero y tacto en un lugar protegido del frío o incluso en un invernadero rudimentario.

Para los aficionados a las plantas de maceta y los «jardines móviles», hay además otras posibilidades tanto en lo que se refiere al trato con estas sugestivas plantas como en lo relativo a la composición floral y la práctica de la jardinería en maceta.

En las páginas siguientes se proponen algunas sugerencias que demuestran la variedad del cultivo en maceta: desde trucos para disfrutar con un jardín de invierno, pasando por indicaciones relativas a la conservación de las plantas exóticas en el exterior y a su mantenimiento durante el invierno en el interior, hasta cómo convertir una maceta en un parterre de flores, un vergel de hortalizas, un miniestanque o un jardín con arbustos duraderos.

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