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El cultivo en maceta de plantas como la trompeta del juicio, la
margarita de verano o la yuca constituye una de las actividades más atractivas de la jardinería. Sin embargo, los cuidados que requieren este tipo de plantas no siempre son sencillos. Espero informar de manera concisa y clara acerca de las medidas que deben aplicarse para disfrutar de los cultivos en maceta, atendiendo a los nuevos conocimientos y experiencias dentro de este campo.

domingo, 11 de enero de 2009

Lo ideal: el jardín de invierno

Aproximadamente a comienzos de los años ochenta, cuando en el centro y el norte de Europa los jardines de invierno volvieron a ponerse de moda, a sus propietarios les sucedió lo mismo que a los aficionados a la jardinería de exterior: creían poder conseguir un maravilloso prado de flores multicolores y silvestres. Sin embargo, tanto unos como otros acababan sintiéndose decepcionados, y tuvo que pasar algún tiempo hasta que la euforia inicia] dejó paso a las consideraciones prácticas. El preocupante aspecto de las plantas lánguidas y hasta agonizantes era indicio suficiente de que la protección de cristal por sí sola no era una garantía de un crecimiento exuberante y rico en flores. Por mucho que las empresas de construcción entendieran de estética y hubieran acumulado experiencias en fabricación de viviendas, sus escasas nociones de jardinería no bastaban porque construían igual que para las personas —en el mejor de los casos— sin tener en cuenta las necesidades especiales de las plantas y menos aún las de las foráneas.

De modo que se trataron con negligencia o de forma inadecuada cuestiones primordiales para la vida de la planta como las posibilidades de ventilación y sombra, así como los problemas de la calefacción y el aislamiento del calor. La persona que tenga la intención de construirse un jardín de invierno, en el sentido estricto del término, debería encargar su construcción a un fabricante con experiencia en invernaderos para pequeños arbustos.

Asimismo, habría que elegir bien las plantas porque no suelen ser baratas. La persona que opte por especies de considerable crecimiento como la palmera datilera, el eucalipto, u otras plantas de gran desarrollo originarias de zonas tropicales, en muí' poco tiempo, verá frenados sus anhelos por el telado de cristal. Dado que por norma general el jardín de invierno se usa como «sala verde» adicional, se rmimienda —según las posibilidades— embellecerla con arbustos que no pierden las hojas; y elegir otros que florezcan también en la estación invernal para la parte inferior.

Entre ellos figuran el Abutilón, la Datura sanguínea, la Bougainvillea y la Tibouefrina. En invernadero. la flor de la pasión, por ejemplo, puede presentar una floración temprana, o prolongada hasta bien entrado el invierno.

En el jardín de invierno también es importante que las plantas estén cerca del suelo. Si descartamos las bandejas de cultivo y sólo nos dedicamos a las plantas de tiesto, el espacio pierde gran parte de su encanto natural y difícilmente podremos hacernos a la idea de que nos encontramos en un jardín exótico. La estancia será mucho más interesante si se le procura una superficie de tierra donde hundir los pequeños tiestos y recipientes hasta los bordes para que no se vean. Plantar los arbustos en el suelo directamente no es muy recomendable, ya que enseguida empiezan a enredarse las raíces hasta deslizarse juntas por debajo de la tierra: a partir de ese momento no se pueden sepa-rar sin causar daños a sus vecinas.

Pero a veces no queda más remedio que desligarlas cuando hay que cambiar la planta de sirio, o bien cuando las plantas enfermas requieren un tratamiento específico. Asimismo, el cultivo en tiesto frena el desmedido crecimiento silvestre, factor a evitar en el jardin de invierno, dado que, de lo contrario, se extienden con más facilidad las enfermedades y el cuidado de las plantas resulta más difícil.

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