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El cultivo en maceta de plantas como la trompeta del juicio, la
margarita de verano o la yuca constituye una de las actividades más atractivas de la jardinería. Sin embargo, los cuidados que requieren este tipo de plantas no siempre son sencillos. Espero informar de manera concisa y clara acerca de las medidas que deben aplicarse para disfrutar de los cultivos en maceta, atendiendo a los nuevos conocimientos y experiencias dentro de este campo.

viernes, 9 de enero de 2009

La ubicación en el exterior

Constantemente se alude a la circunstancia comprobada por informes experimentales, según la cual, determinadas plantas de maceta, de origen subtropical o incluso tropical —trasplantadas en la tierra—, también pueden pasar el invierno al aire libre. Entre las que presentan cierta tolerancia a las heladas, se encuentran, por ejemplo, el palmito (Trachycarpns fortttnei), el níspero del Japón (Erio-botrya japónica), la araucaria {Araucaria araucana), la higuera (Fiáis carica), el laurel (Launa nobilis), la lagerstroemia (Lagerstroanin incika), el granado {Púnica granatum), el olivo (Oka evropaea) y la magnolia perenne (Magnolia grandiflora).

Ahora bien, la resistencia real al invierno no se mide sólo por los diez o doce grados bajo cero que puedan tolerar las plantas a corto plazo. Sin duda, hay que añadir otros factores imprevisibles que pueden constituir un agravante y representar constantemente un riesgo. Primero, las temperaturas mencionadas siempre se refieren a los ejemplares adultos de las diferentes especies citadas, nunca a plantas jóvenes. Y, en segunda lugar, el grado de humedad de la tierra durante el otoño es decisivo, ya que a su vez contribuye a determinar la configuración del suelo. Una tierra compacta y poco porosa tiende a encharcamientos duraderos debido a las frecuentes lluvias del otoño. El siguiente paso, en lugares verdaderamente fríos, consiste en que las heladas prolongadas provocan un rápido descenso de la temperatura en la zona de las raíces debido a la congelación del agua, un proceso que ni siquiera los arbustos vigorosos pueden contrarrestar.

Las plantas perennes de maceta, en los jardines de zonas muy frías, sufren la amenaza de otros peligros que ya conocemos en el jardín por los arbustos de hoja perennes: en un suelo helado, el agua no está disponible en la tierra, en cambio, continúa la evaporación a través de las hojas. Las consecuencias son daños por sequía que sólo pueden evitarse mediante un riego abundante durante los periodos sin heladas.

Sin duda, una estera de juncos o una arpillera puede proreger las plantas perennes tanto de los rayos solares, que aceleran la evaporación, como de los vientos secos. Asimismo, el problema ya mencionado del encharcamiento duradero en una tierra compacta puede evitarse colocando arena gruesa o pedazos de teja en el orificio de la maceta. Para ayudar a la planta a pasar el invierno, también cabe la posibilidad de cubrirla con una protección de lona o similar, o incluso colocarla bajo una rúente de luz electrica. Pero todo esto cuesta esfuerzo y hay que calcular también los gastos.

En la zona mediterránea, las especies más delicadas deberían estar en una orientación a mediodía, en un rincón cálido del jardín, particularmente en invierno. Por ejemplo las Sama, las Bougainvilka, o los Hiliisctis deben resguardarse en un cobertizo o similar, sobre todo durante los periodos más fríos.

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