Los tallos de esta planta liliácea con flores en umbela, casi siempre azul violeta y raras veces blancas, pueden llegar a alcanzar hasta 1,20 m de altura.
Esta planta perenne, originaria de África, apenas exige cuidados especiales respecto al alojamiento invernal, mientras disponga de un lugar fresco y moderadamente luminoso. Las temperaturas bajas son un requisito indispensable para que se formen los botones de las flores que suelen abrirse durante el verano. Al igual que la yuca, el agapanto figura entre las plantas que sólo requieren ser trasplantadas cuando las raíces sobresalen del recipiente; por lo tanto, tampoco se parte periódicamente, ya que la floración del Ágapati-thus es más rica cuanto mayor es su tamaño y más años tiene; en este caso también necesita más nutrientes. Los fertilizantes evitan que merme la floración, relativamente tardía: casi siempre aparece a partir de julio y se prolonga hasta septiembre.
Por lo que respecta a los parásitos y enfermedades, el agapanto es verdaderamente robusto. No obstante, el encharcamiento en la maceta tiene efectos nocivos, y a menudo desencadena un ataque de hongos, que puede dañar irremisiblemente las raíces.
Emplazamiento: soleado o semisombreado.
Riego: en verano, de forma abundante.
Abono: hasta agosto, cada semana con un abono completo.
Alojamiento invernal: fresco, entre los 4 y 8 °C; en este periodo la exigencia de luz es sólo moderada.
Multiplicación: por división de mata en la primavera.
viernes, 23 de enero de 2009
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