La pequeña familia de las cistáceas es oriunda de la Europa mediterránea y del norte de África. Se trata de arbustos perennes de hasta 2 m de altura, ricos en flores de colores blanco, rosa o rojo. Las flores individuales no son muy duraderas pero se renuevan continuamente, de manera que la floración no se interrumpe desde el principio hasta finales del verano. Esto sin duda sólo ocurre así cuando las plantas están a pleno sol, con riego y abono abundante. Es conveniente hacer una poda de rebaje de vez en cuando.
Plantada en el suelo del jardín, el Cistus puede dejarse sin miedo durante el invierno: sólo hay que regarla con moderación y abonarla poco o nada. Entre los parásitos que pueden deslucir la alegría de las jaras se cuentan sobre todo la mosca blanca, que succiona los jóvenes vastagos.
Emplazamiento: completamente soleado, cálido y protegido.
Riego: abundantemente todo el emplazamiento
Abono: cada semana.
Alojamiento invernal: luminoso y ventilado, entre los 5 y 10 °C
Multiplicación: lo más fácil es por semillas, en caso de que se puedan adquirir; de lo contrario por esquejes.
lunes, 9 de febrero de 2009
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