En su estado silvestre, este árbol originario del área mediterránea y de Asia occidental alcanza hasta 10 m de altura. En lugares de inviernos suaves a menudo se ve crecer a las higueras junto al espaldar del muro de una casa. Si se hiela la parte de la superficie a causa de una intensa helada, el árbol muy probablemente pierda su belleza por de pronto, pero siempre se puede contar con un nuevo brote. En caso de que se repitieran estas mismos condiciones climáticas varias veces seguidas la llamativa higuera se malograría por completo.
Contrariamente a los eucaliptos de interior, el F. carica pierde su follaje, por ello puede alojarse en el invierno en un lugar fresco y oscuro. Los diminutos frutos que se forman en otoño y que sólo estarán maduros al año siguiente, casi nunca superan los meses de frío en un invernadero, de manera que difícilmente se puede contar con cantidades dignas de mencionar, al menos cuando se cultiva en maceta y por este procedimiento. En caso de cultivarse al exterior, la planta puede fructificar con normalidad. No obstante, sus grandes hojas lobuladas son motivo suficiente para considerar a la higuera como una atractiva planta ornamental.
Emplazamiento: soleado hasta ligeramente umbrío.
Riego: todo el verano en abundancia.
Abono: hasta agosto, cada semana.
Alojamiento invernal: oscuro, entre los 2 y 8 °C.
Multiplicación: por esquejes o acodo.
martes, 24 de febrero de 2009
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